El País del Vino. El esfuerzo colectivo es frágil. Cuento 5.

Los empresarios son como niños y hay que contarles cuentos para que aprendan. En este nuevo capítulo de “Cuentos para empresas” traemos un relato de Jorge Bucay, un médico, psicodramaturgo, terapeuta y escritor con títulos que han sido éxito de ventas en todo el mundo.

Recuentos Para Demian: Amazon.es: Bucay, Jorge: Libros

Por una Jarra de vino, el cuento que hemos adaptado en esta ocasión forma parte de su libro Recuentos para Demian, publicado en el año 2004. Es una historia de rabiosa actualidad, que muestra la importancia de que las personas que forman parte de una organización o un colectivo tomen consciencia del impacto que las decisiones individuales tienen en el conjunto. Para los directivos y emprendedores es una enseñanza relacionada con la motivación, el control y los incentivos en la creación de proyectos o la implantación de cambios en entornos inciertos y complejos como el presente.

Es momento de escuchar esta maravillosa historia. El país del vino. Escuchalo en:

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El País del Vino

NARRADOR

Érase una vez la monarca de un pequeño país llamado Uvilandia. Su reino estaba lleno de viñedos y todos sus súbditos se dedicaban a la producción de vino.

Con la exportación a otros países, las 15.000 familias que habitaban Uvilandia ganaban dinero suficiente para vivir bien, pagar los impuestos y darse algunos caprichos. En general se podía considerar un país feliz.

Sin embargo, la reina, una mujer justa, inteligente y comprensiva sentía que el sistema impositivo no era justo e incomodaba a los ciudadanos. Por ello, pasaba gran parte de su tiempo pensando en cómo modificar el asunto de los impuestos para motivar a los ciudadanos y al mismo tiempo reforzar la identidad vinícola del país.

Finalmente, tras un largo periodo de reflexión y una noche que durmió profundamente, una idea le vino a la cabeza y decidió ponerla en práctica.

La reina reunió a todos sus consejeros y se dirigió a ellos.

REINA

Los he citado hoy porque tengo muy buenas noticias. Anoche, mientras dormía, como si de una revelación se tratase, vi en mis sueños la solución para mejorar la calidad de vida de los uvilandeses sin afectar las finanzas del reino.

NARRADOR

Los consejeros de la reina la observaban si expectantes ante la determinación de su reina:

REINA

¡Voy a cambiar completamente el sistema de cobro de impuestos! Informen al pueblo que de ahora en adelante la única contribución que tendrán que hacer a la corona, una vez al año, es traer una jarra de un litro de su mejor vino a los jardines del reino. Los 15.000 litros se recogerán en un gran tonel y los funcionarios reales se encargarán de comercializarlo. Con los beneficios tendremos el dinero necesario para el presupuesto de la corona, los gastos de salud, la educación del pueblo y las infraestructuras.

NARRADOR

Los consejeros permanecían inmóviles en el gran salón mientras observaban con cierto desconcierto a la reina que no estaba dispuesta a renunciar a su idea.

REINA

¿Por qué seguís aquí? ¡Vayan ahora al pueblo y asegúrense que cada habitante escuche la buena noticia!

NARRADOR

Tal como fue ordenado, la noticia llego a cada habitante de Uvilandia. La alegría del pueblo fue indescriptible. En todas las casas se alabó a la reina y se hicieron poemas en su honor. En cada taberna se levantaron las copas y se brindó por una larga vida de la buena reina.

VOZ: ¡QUÉ VIVA LA REINA! SONIDO: COPAS BRINDANDO.

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NARRADOR

El tiempo pasó, las celebraciones cesaron y el día de la contribución llegó. La cosecha había sido excelente, y la alegría se palpaba en toda la población. Desde muy temprano empezaron a llegar familias enteras con su jarra de vino. Una a una iba subiendo la larga escalera hasta el tope del enorme tonel real, vaciaban su jarra y bajaban por otra escalera al pie de la cual, el tesorero del reino les entregaba un escudo con el sello de la reina confirmando que habían cumplido con su deber. Al cabo de unas horas, el barril estaba lleno con 15.000 litros de vino. Se supo entonces que nadie había faltado a la cita y que la idea de la monarca había sido un éxito.

La reina que asistió a toda la ceremonia en el balcón del palacio se incorporó y se dirigió entusiasmada a los ciudadanos congregados en la gran plaza.

REINA

Maravilloso pueblo de Uvilandia, tal como imaginé, todos los habitantes del reino han estado hoy en el palacio. Quiero compartir con vosotros mi alegría al confirmar que la lealtad del pueblo con su reina es igual que la lealtad de la reina con su pueblo. Y no se me ocurre mejor homenaje que brindar por Uvilandia con la primera copa de este vino, que será, sin duda, un néctar de los dioses, la suma de las mejores uvas del mundo, elaboradas por las mejores manos del mundo y regadas con el mayor bien del reino, el amor del pueblo.

SONIDO: SE ESCUCHAN APLAUSOS.

NARRADOR

La reina acercó la copa a la boca, pero pronto se detuvo al ver que el líquido que estaba en el vaso era transparente; lentamente lo acercó a su nariz entrenada para oler los mejores vinos, y confirmó que no tenía olor alguno. Buena catadora como era llevó la copa a su boca automáticamente y bebió un sorbo.

REINA

¿Pero esto qué es? ¡Esto no es vino! Debe haber algún error. Por favor, traedme otra copa.

NARRADOR

Al probar una segunda copa y confirmar que era igual de incolora, inodora e insípida como la primera, los alquimistas del reino fueron llamados con urgencia para analizar la composición del vino.

La conclusión fue unánime: el tonel estaba lleno de agua. Cien por cien agua.

REINA

¡Debe tratarse de algún tipo de conjuro! ¿Cómo es posible qué 15.000 litros de vino se hayan convertido en agua? Llamad a los sabios y magos del reino para que encuentren una explicación.

NARRADOR

Mientras esperaba una explicación sobre lo ocurrido, la más anciana de sus ministras de gobierno se acercó a su oído.

MINISTRA:

¿Milagro? ¿Conjuro? ¿Alquimia? Nada de eso majestad, nada de eso. Vuestros súbditos son humanos eso es todo.

REINA

No entiendo, ¿por qué lo dice?

MINISTRA

Es usted una buena persona majestad, por eso le cuesta entenderlo. Se lo explicaré con un ejemplo. Tomemos por caso a Juan. Juan tiene un enorme viñedo que abarca desde el monte hasta el río. Las uvas que cosecha son de las mejores cepas del reino y su vino es el primero en venderse y al mejor precio. Esta mañana, cuando se preparaba con su familia para bajar al pueblo, una idea le pasó por la cabeza… ¿Y si yo pusiera agua en lugar de vino, ¿quién podría notar la diferencia? Una sola jarra de agua en 15.000 litros de vino… nadie lo va a notar. ¡Nadie!

Y nadie lo hubiera notado, salvo por un detalle, ¡Todos pensaron lo mismo!

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ENTREVISTA

Hola de nuevo Profesor Caro. ¿Qué enseñanza podemos extraer de esta historia para el mundo de las empresas?

Como siempre las interpretaciones pueden ser muy variadas. Desde el punto de vista estratégico hay que destacar la importancia de involucrar a todos los miembros de la organización en el logro de los objetivos. También de la necesidad de hacer comprender a todas las personas que forman parte de un proyecto de la importancia de su contribución.

Otro enfoque interesante es el del esfuerzo colectivo que favorece el que un país o una ciudad pueda hacer frente a los gastos comunes de forma solidaria. Es una buena historia para contarles a los defraudadores de impuestos, o los que cobran o pagan “en negro” para eludir sus obligaciones fiscales. Si todos optamos por esa vía, la educación, la sanidad pública y las infraestructuras se verían seriamente perjudicadas.

Por otro lado, se relaciona con la entropía, con la tendencia natural al caos de los sistemas naturales y sociales. Es fácil que las cosas no ocurran como se planifican y hay que ser conscientes de que, al fin y al cabo, las organizaciones son personas y las personas en determinadas circunstancias pueden poner por delante los intereses propios a los de la empresa o el bien común, sobre todo si piensan que no van a ser descubiertos. En esta misma línea se constata la inutilidad del esfuerzo de algunos ciudadanos de Uvilandia que sí hicieron las cosas bien, pero cuyo vino se vio disuelto entre tantos miles de litros de agua.

En la crisis que estamos viviendo con el coronavirus observamos que, si algunas personas deciden saltarse las recomendaciones sanitarias, pueden hacer inútil el esfuerzo de millones porque ellos seguirán contagiando el virus por su negligencia. Muchos piensan que porque solo ellos salgan a correr o a pasear y no tomen precauciones no va a pasar nada, y no tienen conciencia del impacto que sus acciones pueden tener en el conjunto de la sociedad. Por ejemplo si cierran una ciudad porque se celebra un cumpleaños sin cumplir las normas. El número de contagios elevado puede suponer que toda la ciudad, o provincia, tenga que confinarse. La persona que no sigue las recomendaciones puede infectar a muchas otras y por tanto volver inútil el esfuerzo de la mayoría. Si, además, son muchas las personas que piensan así, pues ya puedes imaginar.

También se podría hablar de la necesidad de control.

¿Control?

Sí, hay tres tipos de control: previo, concurrente y final. El control previo hace referencia a la supervisión de los inputs. Por ejemplo, comprobar la calidad de la uva. Con buenas uvas tendremos buen vino. El concurrente es el control que se realiza durante el proceso de elaboración, sacamos muestras y comprobamos que estamos alcanzando los objetivos estipulados y que el vino que se está elaborando se ajusta en calidad y cantidad a lo que se espera. Por último, el control final es el que realizamos sobre el producto o servicio terminado antes de comercializarlo. Es lo que hace la reina al tomar una copa de vino y comprobar su calidad. Quizás se debería haber comprobado el vino de los 15.000 ciudadanos, pero claro, eso hubiera retrasado el proceso de recogida y habría generado cierto malestar. También se podrían haber hecho un control estadístico aleatorio, probando algunas de las jarras, de esta forma se habría detectado el fraude antes y no se habría perdido tanto tiempo, ni sufrido un disgusto tan grande rellenando un tonel gigante de agua.

¿Qué nos puede decir respecto a la comunicación?

La reina tiene una buena noticia que dar y la noticia tiene que ser comunicada a sus súbditos, por dos razones: La primera de tipo operativo, que fluye desde la cúspide de la organización para transmitir la orden o el nuevo procedimiento de pago de impuestos. La segunda, como elemento motivador frente a un cambio en el sistema impositivo que anima a los ciudadanos y genera felicidad. A esto se une la comunicación informal entre los ciudadanos que transmiten la noticia de boca a oreja, tanto la del cambio del sistema de impuestos como para avisarse de que no falten el día de la entrega del vino.

Con respecto al emprendimiento, ¿podemos añadir algo?

Sí, que cada detalle cuenta. La suma de los pequeños detalles, el no dejar nada a la improvisación en el proyecto favorece planes más interesantes e innovadores.

Y cómo el hecho de descuidar un aspecto del plan puede afectar al resto por muy bien que esté planteado. Es decir, si dejamos de lado algunas de las variables clave en el proyecto, como por ejemplo la segmentación, el cálculo de costes financieros, etc., este detalle puede dar al traste con todo el conjunto.

Por otro lado, podemos hablar de liderazgo, de la capacidad de implicar realmente a otras personas en la actividad que queremos llevar a cabo. Esto supone la necesidad de conocer los intereses de las personas con las que trabajamos y conseguir que converjan esos intereses con los de la organización.

Esta historia tiene mucho que ver con el medio ambiente, ¿no?

El cuidado del medio ambiente es responsabilidad de todos. Los problemas aparecen cuando los ciudadanos piensan que porque una sola persona tire una botella de plástico en el contenedor equivocado no pasa nada. Hay muchos ciudadanos que piensan lo mismo y, además, el mismo ciudadano repetirá ese comportamiento a lo largo de su vida. Esos millones de botellas acaban llegando en forma de micro plásticos a todas las formas de vida del planeta. Lo pequeño es importante. Los pequeños gestos ayudan a cambiar las cosas. Hay que pensar de forma global y a largo plazo.

¿Alguna otra reflexión?

Se puede hablar de los cambios. De la dificultad de generar cambios. Para que los cambios tengan lugar hay que generar la urgencia del cambio. La necesidad de hacer las cosas de forma diferente. Hay que informar a los ciudadanos, identificar las posibles barreras frente al cambio y ejecutarlo. Hay que comprobar que el cambio se produce según lo acordado y reforzarlo para que se consolide. La reina confiaba tanto en sus vasallos que no contempló la opción de que no pagaran, eso la llevó a relajar el sistema de incentivos (¿por ejemplo qué pasa si no cumples?) y control. A lo mejor no a todos los ciudadanos le parecía bien el nuevo sistema, ya que algunos consideran que perdían más que otros al tener mejor vino. Hay que tener en cuenta la diversidad y la singularidad de cada persona.

MUCHAS GRACIAS

CIERRE:

Este programa ha sido realizado por Francisco J. Caro González. Guión adaptado por Francisco Caro y Stephanie Pugliese. Producido y editado por el equipo técnico de RADIUS. Locución de Francisco J. Caro y María del Mar Bernal.

MUSICA SABRE DANCE DE ARAM KHACHATURIAN

Otros cuentos de la serie:

Comunicación, sinergia y diversidad. Cuento 1/12

Chuang Tzu, el pintor de cangrejos. Cuento 2/12

Los Tres Canteros. La misión en las organizaciones. Cuento 3/12

La muerte me persigue. Fatalidad o voluntad en las organizaciones. Cuento 4/12

3 comentarios en «El País del Vino. El esfuerzo colectivo es frágil. Cuento 5.»

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