En España el tamaño de las empresas es pequeño. La mayoría de ellas son microempresas y el número de empresas que se pueden catalogar como medianas o grandes es muy reducido. Esto mismo ocurre en la actividad publicitaria.
Si buscamos en el INE según el código de actividades establecido por la CNAE (731 Publicidad), encontramos los siguientes datos sobre el número de empresas según el número de asalariados.
Nacional | Andalucía | |
Sin asalariados | 19641 | 2176 |
De 1 a 2 asalariados | 6549 | 677 |
De 3 a 5 asalariados | 2153 | 253 |
De 6 a 9 asalariados | 1052 | 111 |
De 10 a 19 asalariados | 810 | 77 |
De 20 a 49 asalariados | 211 | 16 |
De 50 a 99 asalariados | 92 | 2 |
De 100 a 199 asalariados | 72 | 4 |
De 200 a 499 asalariados | 23 | 1 |
De 500 a 999 asalariados | 6 | 1 |
De 1000 a 4999 asalariados | 5 | 0 |
De 5000 o más asalariados | 0 | 0 |
Total | 30614 | 3318 |
Elaboración propia. Fuente de datos: INE
En el siguiente gráfico podemos apreciar como la variación del número de empresas de publicidad en España ha evolucionado positivamente, produciéndose un incremento del 4% en 4 años.
En Andalucía los datos son bastante peores, apreciándose una reducción del número de empresas del 4.4%. Las empresas fuera de las grandes zonas de actividad económica como Madrid y Barcelona lo tienen más difícil para subsistir en época de crisis.
En porcentajes, el número de empresas según el tamaño nos muestra un sector muy atomizado, constituido por pequeñas empresas formadas por autónomos. La estructura del sector se repite tanto en España como en Andalucía.
El hecho de que las empresas publicitarias sean organizaciones de tamaño reducido tiene una serie de implicaciones claves para la gestión.
En primer lugar el tamaño influye en las siguientes variables empresariales de forma negativa:
- Ausencia de Economías de Escala, de Alcance y efecto «experiencia».
- Dificultad de acceso a los recursos de todo tipo: humanos, económicos, materiales e intangibles.
- Escaso poder de negociación (ver el modelo de rivalidad ampliada)
- Visión a corto plazo.
- Estructuras empresariales simples, poco especializadas y centralizadas.
- Personal poco cualificado y poca importancia prestada a la formación.
- Tecnología poco innovadora (sobre todo si es costosa).
- Poca o nula importancia de la información en la gestión de la PYME.
- Dificultades en la comercialización.
- Problemas derivados de la estructura familiar de gran número de las PYMEs: factores emocionales, retributivos, financieros, sucesorios, etc.
Sin embargo las pequeñas empresas tienen una gran ventaja muy adecuada para estos tiempos de crisis y cambio: LA FLEXIBILIDAD.
Otras ventajas relevantes son:
- Proximidad al cliente.
- Orientación comercial.
- Instalaciones productivas poco especializadas (que se adaptan mejor a las exigencias de la demanda)
- La estructura simple se adapta con mayor facilidad a los cambios y permite tomar decisiones con mayor rapidez (se deriva de la estructura centralizada mencionada en los inconvenientes)
- La PYME tiene un alto potencial para desarrollar o asimilar innovaciones tecnológicas de bajo coste y al alcance de sus recursos.
Una solución muy interesante para superar los inconvenientes es el establecimiento de redes y acuerdos de colaboración entre empresas que contribuyan a superar los límites derivados del escaso tamaño de las empresas.