Grandes cambios, pequeños pasos

La inserción de la mujer en la esfera laboral ha sido un tema tratado y discutido durante años. En 1995, veinte años después del primer Año Internacional de la Mujer, Naciones Unidas organizó la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer. Mientras que en las celebradas anteriormente las líneas de actuación se habían centrado en propuestas dirigidas exclusivamente a las mujeres, en ésta, celebrada en Pekín, empezó a tratarse el tema como algo que afecta a toda la sociedad. Por ello, se consideró que el tratamiento no debía enmarcarse en sectores diferenciados, sino que debía integrarse en todas las políticas. Fue entonces cuando surgió el término “empowerment” (empoderamiento), con el fin de potenciar la contribución de las mujeres en igualdad de condiciones y, lo más importante, en todos los niveles. Para ello se creó la Plataforma para la Acción de Pekín.

Sumándose al objetivo, en el año 2006 el Instituto Nacional de Estadística (INE) y el Instituto de la Mujer, elaboraron el informe “Mujeres y Hombres en España 2006” por tal de visibilizar con estadísticas la verdadera situación socio-laboral de la mujer. En él se puso de manifiesto cómo las mujeres seguían sin estar representadas en muchos ámbitos sociales, laborales y políticos. Además, con esta nueva herramienta se facilitó el proceso de incorporación de consideraciones sobre la igualdad de género.

Sólo un año después, en 2007, el Gobierno de España elaboró la Ley Orgánica (23/03/2007) para la Igualdad Efectiva entre Mujeres y Hombres. La finalidad de esta nueva ley era, principalmente, “alcanzar la igualdad real y efectiva entre mujeres y hombres y la eliminación de toda discriminación por razón de sexo, en particular la que afecta a las mujeres”. Para ello, se estableció un marco general para la adopción de acciones positivas, o lo que es lo mismo, medidas específicas para corregir la situación de desigualdad respecto a los hombres. El fomento de la presencia equilibrada entre el hombre y la mujer en los consejos de administración de empresa era uno de los principales objetivos.

Es indudable que la implantación de esta nueva ley supuso grandes e importantes avances. Sin embargo, los datos revelados en el informe “Mujeres y Hombres en España 2009” vuelven a reflejar que la plena incorporación de la mujer, sobre todo en los puestos de trabajo que implican toma de decisiones, todavía se encuentra lejos de ser lograda. De nuevo, reivindicamos la necesidad de un cambio de la sociedad, que, junto con las medidas adoptadas por el Gobierno, permitan que la igualdad pueda ser posible.

Por Cristina Rendón de Lope

 

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