Resumen del texto de Trinidad Núñez Domínguez
Por Fernando López Ramírez
Hoy, resumimos un trabajo de Trinidad Núñez Domínguez, en el que se debate el papel de la mujer directiva en los medios de comunicación. En un principio, se plantea el tipo de cuestiones que se tratarán de resolver, preguntas del tipo ¿Cómo viven el liderazgo las mujeres directivas? O, ¿qué formas de liderazgo se ponen en marcha?

Un trabajo que se estructuró en tres estudios: uno cualitativo y dos cuantitativos. Cualitativo, como conocer lo que sienten y piensan las mujeres que han logrado romper el techo de cristal. Y cuantitativos, como identificar y definir modelos de liderazgo, maneras de conciliar la vida familiar y profesional, los roles que entran en juego o las tendencias y expectativos ante el mercado laboral de las jóvenes.
Lo primero que tiene en cuenta Trinidad Núñez es una situación “desigual” entre hombres y mujeres que trabajan en los medios de comunicación. Ese es el punto de partida. Y todo ello, a pesar de que cada vez hay más licenciadas. Eso no impide, que el mundo de la comunicación esté dominado aún por los hombres.
Pero, ¿qué es el techo de cristal? Fue un término acuñado durante la década de los ochenta por sociólogas anglosajonas. Significa, metafóricamente, las “barreras transparentes que impiden a muchas mujeres, con sobrada capacidad personal y profesional, alcanzar posiciones de responsabilidad y decisión en los entornos directivos y promocionarse dentro de ellos”. Y, según Núñez Domínguez, perjudica no sólo ya a las mujeres, también a las propias organizaciones al no aprovechar el “máximo del potencial laboral que ellas ofrecen”.
Entre las explicaciones que mantienen ese techo de cristal, la autora del texto que analizamos entiende que las personas encargadas de la selección de personal en las empresas tienden a asegurar lo que “hasta ahora conocen y les ha ido bien”, que no es otra cosa que elegir a hombres. Junto a ese concepto, también está el de techo de cemento, para designar las “normas autoimpuestas por las propias mujeres que las hacen rechazar la promoción a puestos directivos, por entenderlos más rígidos y exigentes”.
Otro de los factores que influyen claramente en las trayectorias profesionales de las mujeres son, según muchas investigaciones latinoamericanas y europeas, el estado civil, la edad y la situación reproductiva. ¿Eso que permite? Pues que haya una alta proporción de solteras y divorciadas ocupando cargos directivos.
Incluso los datos demuestran que las mujeres directivas suelen renunciar a su baja maternal, contrariamente a los “directivos varones” que sí las toman. El motivo: la preocupación ante las “repercusiones laborales de estas bajas”.
Tras estas explicaciones, la autora del texto cita uno de los estereotipos más comunes que recaen sobre las mujeres: “las mujeres pueden salir al mundo público (tener un trabajo remunerado) siempre que no abandonen el mundo privado, que es el suyo, el que le corresponde naturalmente”. Algo que Trinidad considera que “es realmente perjudicial para su salud laboral y personal”. Siguiendo con su explicación, el principal motiva es que quieren hacer muy bien su trabajo dentro y fuera; así se producen las renuncias a las aspiraciones laborales.
Pero los estereotipo tienen efectos que pueden llegar a ser “nefastos para la salud del grupo estereotipado”. Es decir, si a las mujeres se les pide que sean “buenas profesionales y buenas madres, intentarán exigirse lo máximo, no descansar con tal de conseguirlo”. Lo que se ha venido denominando en la literatura ser “superwoman”.
Quizás, lo más interesante de este estudio sean los casos reales. En concreto, se han escogido a siete mujeres de la provincia de Cádiz, Córdoba y Sevilla que desempeñan puestos directos en los medios de comunicación. Todas ellas han sido entrevistadas y se han sacado unas conclusiones como las siguientes:
Conceden un gran valor a la familia, han renunciado a muchas “cosas” (tiempo de ocio, pareja, hijos…), simultanean estudios y trabajos, recuerdan con “especial emoción” la transición política española y son mujeres responsables, valientes y con cierto sentido del humor.
Otras de las características es que se han encontrado en el camino con “muchas trabas, que han sabido sortear”, que son “conscientes de que existe todavía una presión especial sobre las mujeres trabajadoras”, y que denuncian los “malabarismos horarios” que tienen que hacer.
Si seguimos leyendo el texto de Trinidad Núñez, nos encontraremos con una alusión a la profesora García de León, en una investigación sobre el empresariado español. Según esto, las empresas piensan que la mujer es “débil, superficial, no tiene deseos de ascender”, y que “no es capaz de tomar decisiones”. Y, con respecto a las mujeres empresarias, se debaten entre “una especie de esquizofrenia social”, ya que se espera de ellas que sean muy femeninas en su profesión y “muy masculinas” ejerciendo el poder.
Luego, la autora reflexiona y dice lo siguiente: “las mujeres nos debemos sentir responsables e impulsoras de la propuesta de un nuevo contrato social; debemos sentirnos responsables de pedir una nueva forma de organización social donde el trabajo está, como poco, al mismo nivel que la familia y que el ocio”.
Para terminar, Trinidad Núñez recuerda que las entrevistadas del estudio tienen muy claro que “la socialización y la educación desde la perspectiva de género son pilares fundamentales para una mejor sociedad”. Además, es importante saber que de esta forma “se gana siempre”, ya que a las propias empresas le interesa contar con “todo el potencial de las personas, sean hombres o mujeres”. Pensar sobre estas cuestiones es necesario para animar a la clase política y potenciar “una verdadera igualdad de género”.
Creo que sigue habiendo más hombres que mujeres en los medios porque hace unos años había pocas mujeres licenciadas. Por evolución natural irá disminuyendo el desnivel, incluso puede que se invierta… me parece que a veces le damos más importancia de la que tiene a la desigualdad.
No estoy ni tan de acuerdo ni tan segura como tú… Ya hay más licenciadas que licenciados, y esto no se refleja en los puestos de dirección. ¿A qué se debe? Somos más mujeres, somos más número en las facultades, sacamos mejores notas (esto es accesorio, pero bueno) y por ende, el porcentaje de mujeres tituladas universitarias es mayor al de los hombres. Pero no estamos nunca dirigiendo, gestionando… no creo que por evolución natural vayan a cambiar las cosas. Pero sí creo que se empiezan a mover las viejas estructuras ya obsoletas gracias a ciertos cambios, politicos en su mayor medida, y que tras estos, si deberiamos dejar hueco a esa evolución. La desigualdad importa, y mucho.
Puede ser que mi experiencia no sea representantiva, pero en el departamento de comunicación de Cajasol hay un jefe de departamento (sí, es un hombre), pero después hay varias jefas de sección y tantas mujeres como hombres trabajando. Me ha llamado también la atención que casi siempre (por no decir siempre) tienen a becarias, a pesar de que también hay becarios que presentan solcitud. Creo que se empieza a valorar mucho (a veces en positivo, más allá de la igualdad) a las mujeres, y eso me anima a pensar que en unos años esa tendencia llegará a los puestos de dirección. Es posible que me equivoque, pero creo que en cualquier caso las tendencias necesitan años hasta asentarse. Paso a paso, desde abajo.